martes, 22 de enero de 2019

La cuerpo


                                   
  Días pasados, armando un diccionario, cuerpo me pareció una buena entrada.

                             Cuerpo: Eso que nos contiene.

Por estos tiempos jugar con decir “la” cuerpo, me gusta.

Esta es la cuerpo que me contiene.
Yo pongo la cuerpo cuando hago cosas amadas. O des amoradas.
Cuido la cuerpo mía, es la única que tengo.

Y, me siento distinta. 
Esa pequeña rareza delante de cuerpo y me siento con otras, en círculo, de la mano, después de la cintura, después abrazadas, después mirándonos a los ojos.

El cuerpo es una envoltura. Sirve para contener lo que hay que desenvolver”.
“El cuerpo es una prisión o un dios”.
“Un lunar, en lugar de manchar la piel, hace resaltar su blancura”.

Ay, Jean Luc Nancy, tendría que haberte leído antes.

"El cuerpo no para de sentir"
Si lo sabremos las seres humanas. Sentir, sentir, sentir.
Queda otra salida? Por suerte, no.
Caminar con nuestras cuerpos y el final de un sendero festivo, áspero y embrujado nos esperará y susurrará...llegaste.
Y vernos vivas.

Como la Caperucita de "El pequeño libro rojo" – niña que sí puso la cuerpo y cómo – que priorizó los sentires de su cuerpo, desacralizó los mandatos y salvó su vida y la de su abuela. 




Y hablando de linajes femeninos esta "Madre" encarna y ofrenda las pasiones más silvestres e indomables de su cuerpo, a su hija y a su hombre.



                      - si hacés click sobre la imagen leerás su texto -.


"Mi madre 
tiene en el corazón
una loba
hecha un ovillo.
Que a veces la arrastra 
a bailar y a cantar
en los bosques oscuros".

Por más danzas de madres, hijas, abuelas, nietas, hermanas, amigas, compañeras...abriendo nuestras cuerpos al Amor salvaje de sentirnos.








*"El pequeño libro rojo" Philippe Brasseur. Océano.
*"Madre" Servant y Houdart. Libros del Zorro rojo.


























domingo, 9 de diciembre de 2018

Tómame como me doy.

"Yo voy conmigo"es un delicioso libro álbum de Raquel Díaz Reguera.
Bello y profundo, contado con una diáfana simpleza, usando las palabras justas que llegan hondo al cuenco de una mujer.
La niña de la historia, tierna y sensible, sólo tiene ojos para Martín.
"...Cuando pasa a mi lado siento que me pica la nariz y que mis rodillas se ponen tontas.
Pero Martín no se da cuenta, Martín no me mira nunca".
Se inicia entonces un recorrido textual, bellamente repetitivo, donde la protagonista va despojándose de sus singularidades más profundas...para gustar a Martín.
Y triste...otras y otros la ayudan en ese despojo.
Hondamente tocada, me sentí.
Y cuando compartí la lectura con otras mujeres, niñas o grandes , igual fue el impacto.  Toca hondo. Toca donde nos hemos visto muchas veces: intentando gustar para no quedarnos afuera de ese amor, de esa mirada que diría "sos valiosa, sos hermosa".
La niña - Todas - va convirtiéndose en un fantasma de sí misma, sin luz, sin Ella...


Sólo cuando ve que no se ve, que se fue borrando, que se fue des viviendo...recupera sus pájaros y nos mira y recuperamos con ella el candil perdido...
Y entonces pensé en mi Juli, nieta que se trepa por juegos de plaza con túneles sin miedo, y que va con Ella, siempre. Y al salir sonríe porque nunca, nunca perdió ningún pájaro.
Y si perdió alguno alguna vez, ahí estábamos Nosotras para atraparlo suavemente y devolvérselo a su cabeza silvestre y natural.
"Yo voy conmigo" es un bello canto.
Me recordó todas las veces que perdí esa música...y todas las que la recuperé.
Juli me dice al salir del túnel que no tema. Nada volverá a ser como antes , abue.



*Yo voy conmigo, texto e ilustraciones de Raquel Díaz Reguera, Thule Ediciones, Barcelona.

















jueves, 6 de diciembre de 2018

Inicios


Hoy inicio este blog.
Y me inicio en este compartir lecturas y placeres derivados.
Libros para chicos y chicas? Descubrí que no hay edad para estos júbilos.
Si no existieran los blogs...qué haría yo para compartir estas alegrías?
Un cuaderno haría. Un cuaderno que circulara con palabras nacidas a pulso de escribir rozando la hoja. Y que estuviera colgado de una cinta en un lugar palpable que llevara pasos que se detienen a leer.
Un cuaderno que se leyera compartiendo unos mates.
Sentímeleer.
Porque también pasiónleer, placerleer, abrigoleer.

Todo tiene sentido cuando leo.

Siento si leo.
Si leés te siento.
Tus sentidos me leen, mi lectura te siente.
¿Querés sentirme? Leéme.

Graciela Montes dice que..."Leer es construir sentido. Construir sentido es lo que nos hace humanos, o sea, rebeldes. Aunque muchas veces infructuosa, esa apasionada persecución del sentido es nuestro sol, lo que de veras nos da calor y nos ilumina."


Yo voy detrás de ese calor.

Que los encuentros en este cuaderno colgado de una cinta, nos reúnan.
Los libros están ahí dándonos su tibieza, sin ellos hace frío, como dice María Elena.